A-las palabras. Bogotá, Colombia

(NOTA AL LECTOR. SI NO QUIERE ARRUINAR EL SUSPENSO, LE RECOMENDAMOS EMPEZAR SU LECTURA CON 1) "ADOPCIÓN DE POLIZONES", 2) "COVID Y YO", 3) "NUESTRO ENTIERRO", 4) "METAMORFOSIS" Y FINALMENTE ESTA CARTA.)


Bogotá, 19 de mayo de 2020

¡Amigos!

¡Covid voló! Se fue ya hace unos días, el 7 de mayo para ser preciso, maniobrando a través de mi ventana y en dirección a un cielo teñido de rojos, de naranjas, de morados y de azules, uno de esos pocos atardeceres bogotanos que parecen un lienzo en construcción, que te dejan sin aliento.

Solo bastó un pequeño empujón, un impulso al vacío, para que Covid finalmente abriera sus varios pares de alas, atraído por un sol gigante que poco a poco se iba ocultando tras el horizonte montañoso de esa otra cordillera.

Yo lo contemplé en silencio, siguiendo su rastro errático e improvisado, tan lleno de sentimientos que supongo se parecerán a aquellos de los padres cuando, resignados a la voluntad de sus hijos, los ven partir temerosos, pero a la vez esperanzados en que tendrán un buen camino. Allí desapareció Covid, lentamente, hasta hacerse un punto blanco e irreconocible entre los rayos de un sol que otra vez iluminaba mi rostro. Allí estaba yo, asomado a la ventana, como cuando uno ya se ha despedido y se queda esperando a que despegue el avión, sólo para constatar la realidad inevitable de la partida.

A veces, solo a veces, me asomo por la ventana, iluso como soy, pensando en que Covid tal vez vuelva. A veces, solo a veces, lo imagino en una Odisea entre los tantos verdes de nuestra exuberante naturaleza, mientras pelo y desgrano las mazorcas para hacerme una arepa. A veces, solo a veces, sueño con que volamos juntos, pues yo también tengo alas, y me muestra desde arriba los ríos, los bosques, y yo lo sigo, suspendido entre las corrientes de aire cálido que golpean mi cara.

Y entonces entiendo que, en efecto, ¡sí tengo alas! Unas alas que no están hechas de plumas, sino de palabras, con las puedo volar con Covid si se me da la gana, y puedo ser un avión si se me antoja, para llevarlos a todos ustedes entre párrafos llenos de realidad y de magia, entre cartas que navegan los mares de la inconsciencia y la intimidad, entre textos que transitan las quebradas y empedradas rutas del devenir humano.

Allí, en la página, nos encontramos todos. En ese lugar infinito que compartimos y que se llama Castellano, para salir del aislamiento cogidos de la mano, para darnos el abrazo tan esperado, para tomarnos un tintico con olor a clavo y a flores y a nevados, para pactar entre líneas las promesas de un futuro esperanzado.

Por ahora, hasta aquí llega este vuelo hecho de grafemas, de comas y puntos, de teclados. Reposaré aquí mis alas para trazar caminos que me lleven a otro lado, pues no se pueden encerrar ni aislar las grullas cuando se forman de papel doblado.

¡Vuela tú hacia el pasado, hacia la memoria, al destino onírico o imaginado! Quizás nos encontremos volando algún día entre lápices, bolígrafos o, quien sabe, hasta entre códigos binarios.


Con amor,

Demian



Comments