Minneapolis, Minnesota, USA
24 marzo, 2020
Hola mis queridxs,
Les comento desde mi casa en Minneapolis cuánto me alegro saber de ustedes, aunque sean noticias de la ciencia no ficción que estamos viviendo, dirigido por los Trumps y Bolsonaros del mundo.
Convivo con mi papá, un señorito de 72 años. Electricista jubilado y agricultor de por la vida, es un tipo con uniforme del campo que vive en el urbe. Lleva el mismo marca de jean desde hace unos 30 años, combinado con una camisa jean. Usa anteojos a lo Buddy Holly desde su fama y hasta el día de hoy, que se han vuelto de moda. Me preocupo por él, por su salud, pero siento que ni tengo la capacidad cerebral ni emocional para adelantarme el pensamiento así. Lo está tomando en serio pero a la vez hace tonterías. Hizo un pedido a domicilio de nuestra licorería local, seguro que se sintió algo como,
“Qué bueno, apoyando a la economía local, siendo responsable y quedandome en casa, ¡y qué novedad que me traen cerveza a la puerta!”
Cuando llega el tipo a nuestra casa, mi papá lo invitó a entrar la casa para cobrar. Qué horror. Yo estaba en la parte detrás de la casa hablandome a mi misma.
“¿Se le invitó al living? ¿Se le invitó al living? ¿Está en el living? ¡Está en el living! ¡¿Yo aquí absteniendome de sexo con mi novixcitx y él invitandole al tipo de delivery a casa?! ¡Qué injusticia!” [emoji de llorar y reírse]
Estaba enloquecida pero a la vez riéndome porque era un ejemplo clasiquisimo de un señor mayor minesotano que no aguantó dejar al señor bajo la lluvia afuera mientras se arreglaban la cuenta. Las ganas de ser simpático y cortés se le ganaron la necesidad de cuidarse (y depender del sentido común). Pues y lo del novixcitx se les cuento luego. ¡Qué bajón haberle conocido a alguien encantador hace sólo un mes antes de todo esto! Pero a la vez, qué alegría haberle conocido.
Pues, hasta pronto mis parceritxs queridísimos, que se cuiden mucho <3
Clara
24 marzo, 2020
Hola mis queridxs,
Les comento desde mi casa en Minneapolis cuánto me alegro saber de ustedes, aunque sean noticias de la ciencia no ficción que estamos viviendo, dirigido por los Trumps y Bolsonaros del mundo.
Convivo con mi papá, un señorito de 72 años. Electricista jubilado y agricultor de por la vida, es un tipo con uniforme del campo que vive en el urbe. Lleva el mismo marca de jean desde hace unos 30 años, combinado con una camisa jean. Usa anteojos a lo Buddy Holly desde su fama y hasta el día de hoy, que se han vuelto de moda. Me preocupo por él, por su salud, pero siento que ni tengo la capacidad cerebral ni emocional para adelantarme el pensamiento así. Lo está tomando en serio pero a la vez hace tonterías. Hizo un pedido a domicilio de nuestra licorería local, seguro que se sintió algo como,
“Qué bueno, apoyando a la economía local, siendo responsable y quedandome en casa, ¡y qué novedad que me traen cerveza a la puerta!”
Cuando llega el tipo a nuestra casa, mi papá lo invitó a entrar la casa para cobrar. Qué horror. Yo estaba en la parte detrás de la casa hablandome a mi misma.
“¿Se le invitó al living? ¿Se le invitó al living? ¿Está en el living? ¡Está en el living! ¡¿Yo aquí absteniendome de sexo con mi novixcitx y él invitandole al tipo de delivery a casa?! ¡Qué injusticia!” [emoji de llorar y reírse]
Estaba enloquecida pero a la vez riéndome porque era un ejemplo clasiquisimo de un señor mayor minesotano que no aguantó dejar al señor bajo la lluvia afuera mientras se arreglaban la cuenta. Las ganas de ser simpático y cortés se le ganaron la necesidad de cuidarse (y depender del sentido común). Pues y lo del novixcitx se les cuento luego. ¡Qué bajón haberle conocido a alguien encantador hace sólo un mes antes de todo esto! Pero a la vez, qué alegría haberle conocido.
Pues, hasta pronto mis parceritxs queridísimos, que se cuiden mucho <3
Clara
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