Amigos
Algunos de mis vecinos
fueron presos por no cumplir la cuarentena. La mamá de uno anda histérica dando
vuelta por el barrio, dice que su hijo está en una celda con más de 30 personas
y que se puede contagiar de una enfermedad mortal de carácter mundial. Los
viejos borrachos de la esquina, quienes se creen inmunes, por la cantidad de
alcohol que toman, comentan que ella debería haber pensado antes, porque lo
expulsó de casa por vago.
Un viejo que no se bañaba nunca
y que ahora sigue sin ducharse, pero lavándose las manos en la bebida antes de
tomarla dijo, a todos, que el hijo de la gorda decía: que no debería ir a
trabajar por la salud de todos, y ella dijo que quien no se alimenta tampoco
tiene salud. Más panzona la vieja, le haría bien una cuarentena sin comer,
comenta otro borracho. Otro de esos viejos, el menos borracho, llevó el mate
para compartir y fue echado, por inconsecuente, sin ninguna compasión, pero no
se fue antes de decir que acá en América Latina ya existe pena de muerte.
Agregó que a partir de ahora hay una nueva forma de ejecución y que no necesita
ir a juicio, ni nada, es sólo salir de casa.
Dueña María, la señora que
vende pan, entró en la conversación para agregar que es mejor así porque acá,
todo, es muy burocrático: - No sabes, cuantos años, papeles y cola tuve que
hacer y presentar en la municipalidad para poder trabajar, así que si algo sale
rápido, mejor. Sí los metieron en cana por algo fue, seguro. ¡Unos negros de
mierda, son! Finalizó.
Mientras esos y otros cometarios el quiosquero
pregunta a Dueña María, cuanto sale el kilo de pan. Ella contesta y él se
espanta:- ¡el doble de ayer! Alguien necesita salir y ponerse en riesgo para
dar el pan y ganárselo.
Un borracho grita:- hay que
estocar cosas, principalmente, alcohol. Alcohol, amigos, alcohol y todos se
ríen.
Uno desavisado que llegó
después le pareció un asco cuando le contaron que el borracho de siempre se
estaba lavando con su propia bebida, pero era un hombre educado y dijo apenas
que le parecía anti-higiénico. Como había muchas charlas a la vez, uno de los
borrachos se confundió, por escuchar mitad de una conversación de acá y otra de
allá, entendió que era para estocar: papel higiénico. Así que también tenemos
este nuevo problema, por un equívoco de borrachos, no hay más papel en el
super.
Ahora suena la sirena.
Seguro es la policía, sigo más tarde…
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