confianza en las semillas - Minneapolis, MN, USA

Minneapolis, MN, USA
31 marzo 2020

Yo salgo una vez a la semana para hacerle compras a nosotros y a mi mamá, que vive en un depto cerca. Cuando salgo al súper, percibo diferente a la gente. Se me invade la cabeza un sentido de sospecho, de desconfianza. Me cae muy mal eso, lo quiero rechazar. Estamos todos allí intentando de sobrevivir lo mejor que se pueda, quiero fiarme de ellos - saber que no están saliendo con síntomas y que se hayan lavado las manos. Pero también sé que hay gente que sale con síntomas - sea por necesidad o por estupidez, y que hay gente que sale sin síntomas pero igual tienen el virus. El sospecho es un mecanismo de sobrevivencia, pero que se me corre contra mis valores y las intenciones que pretendo tener con el pueblo, con mis vecinos. Me imagino un futuro donde la desconfianza se convierte en enojo, en culpar, en excluir, en discriminar. Reconozco que este futuro ya ha llegado a ciertas partes del mundo, por el virus o por otras crisis. Una amiga me acaba de escribir para decirme que tiene síntomas, le mando un abrazón.

Me cruzo con gente caminando por la vereda, a la distancia obligatoria, y ni nos miramos los ojos. La mayoría se me evitan la mirada. En un lugar como Nueva York esto sería normal, pero aquí en Minnesota somos muy de saludar a todo el mundo, aunque sea totalmente falso y sólo para dar apariencias. Forma parte de nuestra identidad “Minnesota nice.” Pues, yo sigo buscando la mirada sincera de las personas con que me veo, para darles un saludo de solidaridad. Un abrazo con los ojos. Ya que las miradas, los gestos a la distancia, es eso que nos queda.

Acá poquito a poco estamos saliendo del invierno. Yo ya sufro de depresión y ansiedad, que me pesa mucho más en épocas invernales. Vivo por medio de las estaciones y me siento desesperada por la esperanza que me suele traer primavera. Este año quizás me trae un poco menos de lo normal… verémos. Añoro colgar la ropa a secarse afuera. Me encanta como se sienten las sábanas húmedas al sol. El olor a la tierra, las flores, con un toque de detergente. Hace unos días empecé a sembrar semillas, como de costumbre, cuando me pica el antojo de que venga verano ya, ¡carajo! Habría sembrado más de 150 semillitas. Empecé con muchas variedades de lechuga, espinaca, col. Germinan muy rápido ellas y me dan una satisfacción inmediata. Ya pronto empezaré con tomates, arvejas, chauchas, y otras verduritas. Me intento distraer con las semillas, con la normalidad de una actividad en que participo todos los años. Tengo poca fé en la humanidad pero muchísima fé en la tierra y las semillas.


Aquí, como en todas partes, el sistema de salud ya está agobiado. Tengo amigas enfermeras que no tienen la protección que se requiere ni en un día normal, es decir, antes de la normalidad de un virus hiper contagioso. La madre de una muy amiga es enfermera y me preocupo mucho por ella. Se siente inevitable que se va a enfermar. La falta de acción por parte de nuestro gobierno federal da asco. No hay palabras suficientes. Por lo menos nuestro gobierno estatal cree en ciencia y le parece importar más el pueblo que la economía y los grandes negocios. Me enojo con el capitalismo y el individualismo. Lamento que ni tengo esperanza que esta experiencia nos va a llegar a cambiar cómo nos gobernamos, cómo tratamos a la tierra. Pues con ese mensaje tan apocalíptico les dejo :) Lxs re quiero y les mando abrazos pre-virus bien apretaditos.

Que se cuiden mucho <3
Clara

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