“Made in China” El día que todo cambió Logroño, España

Amiges

 ... les escribo desde la ¨madre patria¨
Un virus devastador arrasa el planeta tierra, no hay una respuesta certera, se reflexiona sobre sus alcances y matices. Un brote, que parece haber surgido de la nada misma. Una simple gota de saliva, algo tan minúsculo, nos está llevando al colapso; un estornudo libera millones de gotas, las cuales se dispersan a metros de distancia -algo parecido a la fecundación- pero en este caso, las partículas que logren su cometido, no generan la chispa de la vida, todo lo contrario, dejan muerte y destrucción a su paso. 

Lo cierto es que, una tos, nos ha puesto en vilo y todes, terminamos atrapades en una especie de panóptico, cada cual con quien podía –o le tocaba– en su propio hogar. Para mi suerte, o desgracia -dirían algunos- el 'confinamiento' debo superarlo junto a mi amado consorte, a veces, discernimos sobre el 'rey de los bichos’ o del mundo, por recrear las horas. 

Muchas hipótesis han surgido a raíz de esta pandemia, desde una conspiración a una guerra biológica, cuyo fin sería diezmar la población, no me extraña -somos infinitamente contaminantes y consumistas-. La principal teoría, según los expertos, se basa en un hecho contundente: el covid-19, pasó de los murciélagos a los pangolines -por supuesto, los orientales se alimentan de ambos-, como quien dice: de “mosca para arriba, comen todo lo que eche sangre”. En fin, son días de especulaciones y enfrentamientos -sobre todo entre los gobiernos-. No obstante, si lo piensas un poco ¿Qué podíamos esperar de los chinos? sueltan un micro-organismo, producto de sus “exuberantes” gustos alimenticios -esos que, desde siempre han tratado de vendernos- “el gato por liebre” no resulta ser del todo ‘un cuento chino’. Justo, es nuestra realidad, con consecuencias y costes bien altos. 
Así pues, los natives del “gigante asiático” -que son cuantiosos y les encanta viajar- han dispersado (con una simple gripe) el virus, letal y enigmático, pero ni eso pudieron hacer bien. El Covid-19 parece tener desperfectos de fábrica (como todo producto hecho en ese país) ¿Mutante? … ¡Qué decir! en este planeta, tan tristemente globalizado, donde -por economía- hasta el portátil utilizado, para plasmar estas líneas, tiene manufactura China… 

La pandemia se hizo fuerte y muchas personas -habitantes de centros urbanos- no consideraron a tiempo la norma de parar, siguieron sus vidas, como si nada pasara (no imaginaban el tamaño de la tragedia) debido quizás, a que, desde siempre, la tradición occidental nos enseña a creernos todopoderosos, invencibles, híper-humanos. Sin embargo, somos más frágiles de lo que podamos vislumbrar. De mi parte, obedecí la medida al momento -sin salir, según lo indicaron las autoridades-. Aun así, el contagio, parece haber llegado hasta mí, casi por arte de magia. Unos amigos, habían pasado en mi casa, el finde anterior al estado de alarma y resulta que han dado positivo en covid-19. Ahora, toca esperar el tiempo de incubación de la enfermedad: catorce escasos (o largos días) para finalmente, saber si la ruleta del virus, me favorece... o me contagia.  

En estas circunstancias abrumadoras, el autocuidado es primordial. Entre tanto, cada cual intenta hacer lo mejor que puede, contactar con las personas que le importan, estar consigo mismo y esperar. Mi terapia actual es escribir, dejar constancia de esta experiencia surrealista. Si tengo la fortuna de no estar contagiada, nunca más seré la misma, la lección permanece para la posteridad. Corren tiempos convulsos y resulta claro: la vida debe disfrutarse al máximo, no tenemos idea de cuando termina este carnaval. Cada vez menos valen los simulacros, de poco sirve lo material. Como reza un proverbio popular “la salud es un tesoro”, aplicable a este escenario apocalíptico, que en pleno siglo veintiuno nos desborda. En la historia reciente de la humanidad, nunca se había presentado una situación similar, ni fantaseamos vivir tan de cerca esta especie de ‘ficción’. Total, la oportunidad para mostrar de qué estamos hechos -y hechas- ha llegado sin avisar, como dirían las abuelas: “nos cogió con los calzones en la mano”. 

Un día de marzo 2020
Desde “algún lugar de la mancha” seguiremos informando.
Foto: Sergio Beobide

Comments